En toda aplicación informática hay un momento en que una determinada versión alcanza el culmen. La aplicación ya hace lo que tiene que hacer, justo lo que tiene que hacer y nada más, y además, lo hace bien.
Es este momento debería pararse el desarrollo de la aplicación, congelarla y sólo tocarla para corregir bugs. Sin embargo, la tendencia del mercado es que los desarrolladores empiezan a hacer crecer la aplicación con funciones que no van a ningún lado, que enlentecen el arranque de la aplicación, que provocan que haya que hacer más clicks para llegar al mismo sitio, y que para la mayoría de los resultados no va a suponer ninguna mejora sustanciosa en cuanto a prestaciones(hablando en plata: con gilipolleces). Ese frenesí de algunos desarrolladores por hacer más completa su aplicación hace que su destello genial traducido a software se convierta en software-patata. Lo perfecto es enemigo de lo bueno, recordad.